A bocajarro

Pero vaya amigo de mierda que eres y encima te crees único y gracioso. Te has tirado a la mujer que tu amigo más quería y pensaste que habías sido el Dios del sexo esa noche. ¿Acaso crees que fumado y con tu ridículo gran ego vas a conseguir un orgasmo de mí?
Os juntáis todos y parecéis ser la hostia, habláis de películas de mierda como si fueran verdaderas joyas, comentáis discos como grandes críticos y reís de los atributos de otro que en un inicio me pareció el más fiable, el más sincero por que por agresivo que fuera en sus opiniones, como mínimo, las expresaba tal como las sentía. Tu te crees el Rey solo por esa sonrisilla irónica que te caracteriza y que ha acabado por repugnarme. Estás convencido de ser el más listo, pero por supuesto, también el más humilde y por eso no haces notar tu luminosa y cutre inteligencia de neón.
Me pareces verdaderamente estúpido y tu vida una porquería sin expectativas. Tal vez no te haya dicho esto a la cara y tampoco haya sido del todo sincera pero es que hasta hace poco no quería creerlo simplemente por que perdonaba tanta falsedad pensando que en realidad os sentíais perdidos y que ésta era vuestra única vía para no sentiros tan solos y tristes. En el fondo aun me da pena y me sabe mal, pero ya sois mayores y no queréis ver ninguna necesidad de cambiar. Sois niños, por eso no he querido ser cruel y simplemente me he apartado por que no formo parte de vuestro círculo ni nunca llegué a formar parte de él aunque estuviera de cuerpo presente. Cuando os oía hablar mis pensamientos os analizaban y escondía las conclusiones por… la verdad, no lo sé, quizás no quería ni escucharlas y las dejaba allí, tiradas en alguna parte aunque poco a poco las fuera denotando en mis comentarios y mi actitud que desde vuestro punto de vista seguramente era la de una niña estúpida que os venía a bacilar.
En fin, todos nos equivocamos, y yo lo hice estando allí.