jueves, septiembre 01, 2005

Se acabó.


Cobardes que me rodean, cobardes que me rondan.
Lloros sin límite que no son mios pero que aguanto.
Suplicios que escondo casi por vicio.
Responsabilidades que yo me cargo por descargarles a ellos.
Trabajo mal pagado, solo por un segundo.
Un segundo de sentirme a gusto.
Arriba el orgullo, esta vez el mio.
Me he hartado y alzo mis manos.
Marco mi vida pq bastante la marcásteis vosotros.
Ni una vez más, os lo aseguro, ni una más.
El vidrio se vuelve opaco.
No se rompe, se recubre.
Ni sol ni estrellas ni luna.
Ni tres ni dos ni uno ni una.
Sólo el orgullo y los ojos de vidrio.

No hay comentarios: