sábado, septiembre 03, 2005


Miro a mi madre como sin reparos cambia la arena del gato, y si hay que coger algo con la mano por que está pegado ¡pues se coge!
¿Cuántas tonterías tenemos? Reparos que esconden miedos y perezas que justificamos de una y mil maneras diferentes. Les damos el valor que no tienen o el que les hemos otorgado exageradamente para tener una razón convincente y que legitime nuestra “inactuación”. No puedo evitar pensar, que generación tras generación, nos volvemos más estúpidos, más apáticos y en definitiva, más pavas (sin distinción de género por supuesto).
¿Cuántas promesas hacemos en vano? Ya sea a nosotros mismos o a otros. No hace mucho leí o escuché, no recuerdo, que las promesas eran el pan de los necios. ¡Cuán necios somos entonces! ¿Para qué prometer si sabemos que no lo llevaremos a cabo sea lo que sea? Es posible que no nos demos cuenta que esto únicamente nos genera sentido de culpabilidad…
A veces contemplo maravillada a aquellas pocas personas que conozco que nunca me han prometido nada y sin embargo, jamás podré decir que no han estado allí para ayudarme y no tiene que ser forzosamente en un sentido emocional. La pregunta es… ¿qué tienen ellas que no tengamos el resto de infelices que juramos y perjuramos mil acciones futuras de las que al final nos escondemos sin resultado para intentar olvidar que lo prometimos y que no lo hemos cumplido?
Conclusión: simplemente, piensan y actúan sin tonterías, lo hacen y punto.
Dejémonos de hostias, de remilgos, de frases como… tranquila que yo te ayudo, sólo pq sintamos que es lo que tenemos que decir y creemos que lo haremos. Por buena fe que tengamos… seamos sinceros con nosotros mismos, no cumplimos ni el 75% de nuestros propósitos. Recatémonos, no muramos por la boca ¿o es que a alguien le gusta sentirse culpable o un desastre pq no hace lo q debería?

Esto es una autoindirecta, mal que me pese, pero se la dedico a Laura Lluveras, una de esas personas que jamás me han prometido nada y que nunca me han fallado. Gràcies princessa.

4 comentarios:

קְפִיצַת הַדֶּרֶךְ dijo...

Yo prometí porque creía, porque quería y por convencimiento. Las promesas eran el aire que respiraba, aunque también tragué polvo.


Negra el alma, negro el corazón. Pero los pulmones bastante bien, gracias.
Sin amor, desde el osario de Sedlec.

alarido dijo...

Malgrat que algú es pugui donar per eludit, no anava vers ell cap dels dos textos.

קְפִיצַת הַדֶּרֶךְ dijo...

El autor del segundo comentario, además de ser anónimo, ha sido malinterpretado. Sólo expresaba su punto de vista, ni se excusaba ni se daba por aludido. Por favor, no confundamos la gimnasia con la anfetamina.
La lectura en el osario es complicada por falta de luz, y por eso debo seleccionar con cuidado.
Incomprensiblemente, nadie lee ya entre las líneas existentes en el espacio entre líneas.
¿Alguién ha pensado en la belleza de un texto tan críptico que ni el propio autor pueda entenderlo? Yo le doy mil vueltas y me encanta la idea.
Sin amor, desde el osario de Sedlec.

קְפִיצַת הַדֶּרֶךְ dijo...

Para que nadie piense más de la cuenta, no sé quién es el autor del blog ni tampoco sus motivaciones. Me gusta como escribe y disfruto de sus textos. En general, me regocijo con el equívoco y el doble sentido, pero no me parece bien dejar que nadie se moleste por algo que yo he susurrado desde la sobria humedad de mi retiro.